18 de abril de 2013

Silvio dio más que una canción en Bolivia

 

EL DEBER.-

Mientras cantaba aparecieron ángeles, unicornios, fusiles, serpientes y una constelación de historias hechas de miel y de sal. Con su sombrero de ala corta y su guitarra de sonido latinoamericano, Silvio Rodríguez inició su recital a las 21:10, con el tema Segunda cita. “(Estoy) Muy contento de estar aquí después de tanto tiempo, de veras lo hacemos con mucho cariño”, dijo antes de entonar Días y flores.
Antes, a las 20:40, el dúo boliviano Negro y Blanco comenzó el espectáculo, después de una presentación en tarima hecha por Pablo Groux, ministro de Culturas, con Píntame Bolivia, Mil hermanos, Vamos todavía, Cueca Bolivia, entre otras canciones, que sirvieron como preámbulo de la velada. 
La luna menguante cubrió a las cerca de 15.000 personas en el estadio Tahuichi, que esperaron al cubano desde las 17:00.
Después de una obertura de sus músicos, el cantautor entró a escena en medio de una ovación, en la que flamearon algunas banderas de Venezuela, Cuba, Bolivia y una wiphala, además de trapos con la imagen del Che Guevara y la hoz y el martillo (símbolo de la ex-Unión Soviética).
El cantautor entregó poemas y anécdotas, como la que precedió a San Petersburgo. Un tema que nació después de un encuentro entre Gabriel García Márquez y el trovador en un vuelo de Cuba a México. “Él me contó algunas historias que se le ocurrían como canciones”, explicó el artista.
Carta a Violeta Parra, El Mayor, Canción del elegido, En el claro de la luna, Virgen de occidente, Quien fuera y Mujeres se escucharon con un sonido impecable, a tono con la maestría del Trío Trovarroco, y de la flautista Niurka González, esposa del cantautor.
En el primer intermedio, cuando Silvio bajó del escenario, sus músicos ejecutaron Chan Chan, de Compay Segundo, una pieza emblemática del folclore cubano. Rodríguez volvió con De la ausencia y de ti, El Escaramujo y una seguidilla de sus temas más populares, como Te doy una canción, Unicornio azul y La gota de rocío, que tocó solo acompañado de su guitarra.
“Esta canción se la voy a dedicar al presidente”, dijo señalando a Evo, antes de despachar El necio, provocando aplausos y rechiflas de distintos sectores. En el epílogo, y con el público entregado a sus pies, interpretó a modo de bises Sueño con serpientes, Ojalá y Pequeña serenata diurna. Silvio agradeció a los presentes con una reverencia y un espectáculo de fuegos artificiales iluminó la noche por ocho minutos. Dos horas y media, el rencuentro, después de 30 años, estaba consumado.
En tierra cruceña
El cantautor cubano había llegado la noche anterior procedente de Costa Rica, donde ofreció un concierto. Fue escoltado por una numerosa comitiva del Gobierno, que lo acompañó hasta el hotel Los Tajibos, adonde llegó en un vehículo marca Nissan Patrol, con lo que se descartaba así que viajaría en una Hummer, tal como lo habían asegurado miembros de la organización.
Pero eso no fue lo único que al final no se cumplió. También se había anunciado que miles de espectadores iban a contar con transporte pagado por el Gobierno para trasladarse desde el interior del país. Sin embargo, la mayor parte de los asistentes que llegó de diversas partes del país lo hizo con sus propios recursos, a excepción de los invitados que ocuparon un sector especial del recinto deportivo.
Mientras los músicos cubanos que acompañan al artista recorrieron la ciudad y estuvieron durante la mañana en la prueba de sonido en el Tahuichi, Silvio no salió del hotel durante casi todo el día, hasta que llegó la hora de acudir a una reunión con el presidente Evo Morales y con el vicepresidente Álvaro García Linera, la cual se llevó a cabo en el hotel Casablanca. Allí fueron convocados los medios locales, como también los que llegaron desde el interior, y algunos, incluso, desde Venezuela para cubrir el acontecimiento. El Ministerio de Culturas preparó un acto de bienvenida, en el que reinó la desorganización y salió a relucir el control estricto de la seguridad.
Antes de retirarse hacia el escenario del Tahuichi, el músico cubano respondió una serie de inquietudes que giraron en torno a sus anteriores visitas a Bolivia (recordó que cuando dio un concierto en el centro minero Siglo XX, se emocionó que un minero le haya solicitado el tema Fusil contra fusil, el cual cantó a pesar de que ya no tenía aire para continuar). 
Además, se refirió a la gratuidad del concierto brindado y afirmó que su mayor orgullo fue continuar la tradición de los trovadores de su tierra, lo cual le ha dado la oportunidad de seguir cantando a varias generaciones.