17 de noviembre de 2013
6 de noviembre de 2013
Se acabaron las falsas ilusiones: Michelle Bachelet cerró la puerta a la Asamblea Constituyente
El
día 28 de octubre fue la fecha elegida por la ex presidenta para dejar
las ambigüedades y definitivamente descartar la Asamblea Constituyente
como proceso de redacción de una nueva Constitución que reemplace la hoy
vigente impuesta en 1980.
Durante
ocho meses creó y mantuvo un aire de expectativa entre sus
simpatizantes de que ella sería quien abriría el camino a un verdadero
proceso constituyente democrático, como se ha venido desarrollando en
los países latinoamericanos y del resto del mundo en las últimas décadas
en donde son los pueblos quienes definen el modo de organizarse y
garantizar sus derechos y no las élites partidocráticas de siempre.
En
el documento oficial denominado “Programa de Gobierno” se cometen
infinidad de errores y aberraciones del tamaño de las concurridas por la
Junta Militar durante la dictadura. En la primera edición de la
Constitución Política de 1980 se podía leer en el preámbulo algo
entendible para un gobierno golpista y autocrático: “La Junta Militar
asumiendo su POTESTAD CONSTITUYENTE decreta...” Resumiendo en una frase
que Pinochet, Merino, Mathei y Mendoza se autoarrogaban el Poder
Constituyente, cuyo único depositario original es el pueblo. La “Nueva
Mayoría” ahora nos dice en su programa que solo reconocerán la “La
POTESTAD Constituyente derivada que reside en el Congreso Nacional”
(pag. 35) auto arrogándose el congreso un poder que no posee ni le
corresponde, como poder constituido y no constituyente. El Poder
Constituyente ES el pueblo con todos sus ciudadanos, naciones y
culturas, el Congreso es solo un poder constituido, una institución que
puede ser cambiada por el poder constituyente originario. Decir que la
nueva constitución solo puede hacerse mediante una vía institucional es
un burdo eufemismo que ni vale la pena discutir, pues todas las
constituciones que se han hecho en Chile y prácticamente en toda
Latinoamérica se han hecho sin ceñirse a los mecanismos restringidos que
establecían las Cartas Magnas antecesoras, puesto que el poder
constituyente está por sobre la Constitución.
Michelle
Bachelet ha informado al país con esto que realizará el mismo trabajo
que hizo la Dictadura en conjunto con la Concertación en el plebiscito
constitucional del 30 de julio de 1989, al asegurar que la nueva
Constitución emane de la negociación entre Alianza y Concertación, en un
nuevo “acuerdo nacional”. El 30 de julio, en palabras confesas de
Sergio Díez, ex presidente del senado y asesor de Pinochet, significó
“impedir que el pueblo convocara a una Asamblea Constituyente”,
imposibilitando así que decidiéramos democráticamente nuestro destino.
El período 2014-2017 podría significar lo mismo si no hacemos nada.
Una
Asamblea Constituyente no puede ser impedida por los poderes
constituidos (legislativo, judicial, ejecutivo) ni fácticos (FF.AA,
grupos económicos y otros), puesto que es la Soberanía Popular, con la
voluntad mayoritaria de los ciudadanos, el poder supremo de toda nación.
Soberanía que determina la continuidad o reforma de cualquier
institucionalidad. Y esto no es exclusivo de grandes crisis ni
catástrofes económicas, no es el salvavidas de los países descarriados
que se ahogan en la violencia incontrolable. No. La Asamblea
Constituyente es UN DERECHO UNIVERSAL inherente de todos los pueblos del
mundo por su sola calidad de pueblos soberanos.
Hoy
Bachelet se disfraza de progresista y por debajo instala arenas
movedizas que, sin que nos demos cuenta, terminarán enterrándonos 20
años más en un modelo renovadamente igual que el anterior, con
superficiales arreglos, pero sin modificar la estructura económica de
subordinación al poder económico mundial. Poder económico que gobernó
durante los 20 años de concertación y que seguirá gobernando en el
congreso, utilizando a NUESTRO ESTADO como “su guardián del tesoro”,
para seguir llevándose a manos llenas nuestras riquezas a través de: la
minería, la pesca, la agricultura, el agua, las AFPs, las ISAPRES y toda
fuente de lucro desmedido que se les ocurra.
Así
mismo intentó hacerlo Estados Unidos hace 15 años en un país hermano,
cuando veían imposible frenar la demanda social por una Asamblea
Constituyente. A través de un centenar de asesores del Banco Mundial se
preocuparon de vigilar la creación de la nueva Constitución Política del
Ecuador en 1998, para que, aunque se incluyeran ciertos derechos
ciudadanos antes olvidados, se consolidara el modelo económico
neoliberal. ¿Y qué pasó después con Ecuador?, pues vinieron ocho años de
explosión social, destitución de presidentes y represión brutal con
centenares de civiles muertos. ¿Por qué ocurrió esto? Porque forzaron el
mantenimiento intacto de los problemas institucionales de fondo
engañando a la ciudadanía ya consciente de lo que necesitaba.
Esto
mismo harán en nuestro país y lo harán sin asco. A menos que como
ciudadanos lo impidamos organizándonos para avanzar en un verdadero
proceso constituyente, sin la partidocracia duopólica, sin el
intervencionismo de los poderes económicos nacionales ni internacionales
que ya tomaron su decisión en los días pasados: “nos preocupa eso de la
Asamblea Constituyente” y “vamos a rayar la Cancha” (Pdte. SOFOFA,
octubre 2013).
Y
es que esto no es nuevo y obedece a la lógica de funcionamiento de las
cúpulas de la concertación que mantienen un verdadero PACTO SECRETO con
los poderes fácticos de nuestro país y mundiales haciéndoles favores y
recibiendo premios por su condescendencia con ellos. Empresas
monopólicas nacionales e internacionales que financian sus campañas
políticas y les aseguran también un buen futuro laboral para cuando se
retiren del “servicio público”. Si esto no es corrupción ¿entonces qué
es? Cuando los rayados de cancha a la candidata presidencial los hacen
en reuniones secretas, a puertas cerradas con estos grupos económicos.
Cuando al término de su labor los Ministros y parlamentarios obedientes
son traspasados directamente a ejercer cargos importantes en las grandes
empresas y hasta a formar parte –junto a amigos de UDI y RN- de los
directorios de grandes poderosos como: Banmédica, El Mercurio, Paz
Ciudadana, Hidroaysén, grandes mineras o pesqueras, AFPs, etc, etc. En
definitiva cuando se portan bien reciben su recompensa de parte de
Luksic, Angelini, Matte, Paulmann, Said, ENDESA, CityBank, Barrick. El
mejor ejemplo ocurre en septiembre de 2009 en Nueva York, en una cena
presidida por el magnate mundial David Rockefeller en el Council of the
Américas, patrocinada por Chevrón y Barrick Gold, donde el organismo
condecoró con la Insignia de Oro a la aun presidenta Michelle Bachelet
por “su labor” (el próximo premio sería el cargo de Presidenta de ONU
mujer).
Finalmente
nos cabe adornar esta reflexión con una pregunta obvia ¿por qué tanto
miedo al proceso constituyente con amplia participación ciudadana? ¿Por
qué olvidaron este compromiso unánime que hasta el partido de Bachelet y
el mismo Frei Montalva asumió en los años 80`, al igual que la
totalidad de las agrupaciones que lucharon contra la Dictadura? Pues
porque no pueden hacerlo de otra manera, una vez dentro de la mafia es
muy difícil salir sin manchas ni heridas.
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